Paris, je t aime ¡¡¡

06Nov18

Paris es única e irrepetible, por lo menos para nosotros que la amamos profundamente. Cada calle, cada monumento, cada museo o cada bar es inolvidable.

Cuando decidimos en este viaje ir diez días a París, no faltó algún amigo  que me preguntó,

__Que carajo vas a hacer en París otra vez, si ya lo conocés?__  Hay tantos lugares para ver.

no me quedó mas remedio que contestar

__ Es que ya me olvidé. y quiero verla de nuevo.

Es que me resulta muy difícil explicarle a alguien que no conoce París, y que cree que  la Torre EifFel y el Lourve, es la único de la ciudad.

En este viaje tratamos de encontrar aquellas cosas que no son comunes al turismo, aunque no pudimos dejar de entregarnos a varios de los íconos de la ciudad y someternos a la tortura del turismo oriental.

Tangan paciencia porque son muchas fotos, y eso es lo que les quiero mostrar.

Vuelo por Latam, con escala en Buenos Aires y San Pablo. Bastante bueno y sin sobresaltos ni esperas molestas en aeropuertos, llegamos a París pasado el mediodía.

Después de desensillar en un departamento alquilado por Air bnb y que resultó ser mas que excelente, nos fuimos a ver dos de las maravillas de París. La Seine (El Sena) y los vitreaux de la Saint Chapelle.

 

Era Domingo y por la tarde. Mucho mas no se podía hacer, salvo tomar el té  en Le Pavillion de la Reine, Un hotel de cinco estrellas ubicado en Place des Vosges con un jardín alucinante, donde te sirven un expresso Illy italiano, muy bien hecho, con un precio desmedido pero que vale la pena entregarse.

 

El día ya no daba para mas. Además cansados por el viaje y la diferencia horaria, volvimos al departamento pasando naturalmente a comprar Camembert, un poco de Brie, Roquefort de verdad y jamón de Parma…. Un vinito no muy caro y a descansar.

El amanecer llegó como esperábamos. Limpio el cielo y temperatura casi de verano.  Y allí fuimos, a una visita obligada que no habíamos hecho.  La terraza del Arco de Triunfo. Un sólo problema me jodió bastante. No funcionaba el ascensor y casi dejo la vida subiendo por la escalera. 286 escalones, unos 15 pisos. Terrible

 

 

Pero también valió la pena. Ver las 12 avenidas que confluyen en el arco es sensacional.

 

Entrar a ver los productos de  Fauchón y tomar un café, imperdible.

 

Navegar por el Sena una vez mas, es una necesidad.

Almorzar un día en Le Train Bleu, en la Gare de Lyon es  caro pero , hay que hacer el esfuerzo.

 

 

Encontrar por esas callecitas a unos muchachos artesanos que fabrican y arreglan instrumentos de viento. Todo un descubrimiento. Charlamos con ellos un rato. Fué genial.  No todo esta perdido me dije.

 

Volver al Centro Pompidou. Inevitable.

 

La Plaza Igor Stravinsky. Sin comentarios. Solo admirar y abrir la cabeza.

 

Luego de mucho caminar, descansar en el jardín de las  Tullerías es toda una recompensa.

 

Volver al ruedo y tratar de decidir si Modigliani o Pizarro en el museo de La Orangerie . 

Naturalmente después de saturarse viendo las obras de Monet

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Puerta de Saint Denis

 

Los «Pasajes» antiguos de Paris, con sus viejos e insólitos negocios y sus bares. Antiguedades, filatelia, numismática, ropa antigua, libros. Allí hay de todo. Hasta el negocio mas importante que vi en mi vida dedicado a bastones, que incluía muchas piezas de arte de incalculable valor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Es hora de un café en Montorgueil.  Es importante y necesario a esta hora de la tarde.

 

No es fácil encontrar florerías como ésta.

 

 

Hoy le toca al Palacio de Fontaneblue. A 70 Km de Paris. No se debe dejar de ir. Un Versalles pequeño, tiene sólo 1.600 habitaciones.  Sí leyó bien 1.600.

 

Lujo Versallesco por todos lados y por suerte poca gente. No tuvimos la  necesidad de escapar del turismo chino.

 

Jardines interminables donde hasta vimos una boda gay.

 

Un pequeño pero hermoso lago adorna los jardines perfectos.

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Miren si sería romántico el lugar que hasta volví a pedirle la mano a mi chica (me la concedió)

 

 

Una mañana decidimos darle todo el tiempo al canal San Martín. y encontramos cosas muy interesantes.

Importante ver el funcionamiento de las exclusas y toda la movida que hay en sus orillas.

Por ejemplo un teatro flotante en una de las tantas barcazas que por allí se encuentran.

 

En otra un bar, y venta de libros.

 

Otra con juegos para niños.

 

También cerca de allí una feria «popular»

 

De pronto por otra zona, descubrí el negocio mas importante de pipas que nunca había imaginado. Miles, de todo tipo y precio. El propietario me permitió hurgar entre su mercadería. Fabuloso.  Marfil, ébano, marlo, espuma de mar, raices y maderas de árboles desconocidos. Todo estaba allí. Antiguas, viejas y modernas. Todo estaba allí.

 

Una curiosidad. venta de jugos exprimidos o licuados al instante en un Food truck.

 

 

Una escultura diferente. Muy original en Montmartre.

 

Ya al final de nuestro periplo fuimos a conocer  La Defense. Todo lo mas moderno se encuentra allí. La meca de las empresas francesas y los grandes negocios.

El Arco de la Defense tiene 110 metros de altura. Todo es magnífico y brillante. Minado de obras de arte, representa la pujanza de una ciudad que no se quedó solo con sus antiguos monumentos.

 

 

 

Hicimos y vimos muchas otras cosas y lugares para no olvidar y sobre todo para volver.

Y me preguntaron que carajo iba a ver que ya no hubiese visto en París.

 

Lamentablemente se terminaron estos 10 días y Atenas nos espera.

Au revoir mon ami ¡¡¡ Volveremos.

 



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