48 y seguimos sumando.

04Abr18

Y llegamos a los 48 vivos y sueltos. Todo un triunfo.

 

La felíz y joven parejita.

 

Otros años ya he hablado de los años trancurridos, por lo tanto esta vez me referiré únicamente al viaje realizado y que fué a la ciudad que mas nos atrae de Chile. Pucón.

 

El volcán Villarica, emblema de Pucón

 

Queda a exactamente 500 km de casa, por lo que salimos el lunes 12, día de nuestro aniversario, temprano por la mañana , para volver el 14 por la tarde.

Por supuesto, y como Murphy manda, hasta el día anterior, sol radiante y el lunes  copiosa e ininterrumpida lluvia los 500 kilómetros..

No tiene importancia. Se baja la velocidad un poco y se recurre únicamente a camino de asfalto  y listo.

Al mediodía paramos a comer en un «comedor» en la ruta y nos castigamos con una «cazuela de vacuno» que sería algo parecido a nuestro puchero, pero mas tirando a una sopa contundente y nada dietética. Estos comedores , en Chile, son como nuestras fondas, donde hay pocos platos pero contundentes. Es el típico lugar donde comen los obreros , empleados y también los «patrones» al mediodía.  Todo del día , fresco y con gusto a casero.

Llegamos a Pucón en el horario calculado y nos alojamos en el Enyoy Gran Hotel Pucon. Una muy buena decisión.

 

Frente del hotel

 

Vista desde los jardines

 

Normalmente nos alojamos en alguna cabaña, pero esta vez, como era por solo dos noches, rompimos el chanchito.

Es un hotel con muchos años a cuestas, de cuatro estrellas, pero bastante bien mantenido. Señorial,  habitaciones muy amplias, vista espectacular y en la primera línea de playa del lago Villarica.

 

Vista parcial desde la habitación

 

Desensillamos y automáticamente nos fuimos a la pileta climatizada y calefaccionada. Muy buenas. Hay dos piletas de agua caliente y una decubierta.

 

Una nadadora intrépida con flota flota.

 

Que buena tarde pasé entre nadar (poquito) y reposera (mucho)

 

Pileta descubierta

 

Luego nos fuimos a caminar por el pueblo y a la noche naturalmente a cenar. ( Comí un Jambonon , una de mis debilidades,  de 900 gr. con chucrut y agregados como se dice por esos lares)

El desayuno del hotel es muy bueno, muy completo y muy reconfortante. Fiambres (cecinas aquí), algunos platos calientes, abundancia de postres, frutas y jugos.

El hotel también tiene casino, bares , gimnasio y otras yerbas que hacen a una estadía agradable y de gran comodidad.

 

Deck frente a la playa

 

 

Bugambilla, o Santa Rita en el patio trasero

 

Solarium

 

Resalto estas virtudes del hotel, porque revisando Trip Advisor, después de haber contratado la reserva, las opiniones no eran del todo favorables, y llegué con cierta aprensión con lo que podía encontrar, pero creo que en líneas generales esas opiniones no son justas. Por supuesto que al hotel se le notan los años y ameritaría una refacción general y profunda, pero la relación precio-calidad es la correcta.

Disfrutamos todo el día, magnífico, sol y temperatura justa,  recorriendo sus bares, su repostería y alguna compra y luego de cenar , dormir como dios manda, nos dispusimos a volver.

 

Un capuchino a media mañana

 

Costanera en playa La Poza

 

Al levantarnos , y al  desayunar, tipo 9 , había un viento y una lluvia de  temporal  que a esta altura de la mañana era considerable y hasta se volaban las vacas. Es que Murphy no miente ni se equivoca nunca y si te jode a la ida, te da un día de respiro, seguro que te castiga a la vuelta.

Los chubascos no nos dejaban ver en algunos momentos un carajo, pero despacio y por la ruta 5, que es autopista, llegamos a Osorno y de allí a Entre Lagos donde almorzamos donde siempre.

Una visita al Auto Museum Moncopulli, a mirar los Studebaker y llegamos a la tardecita con una gripe para meternos en la cama, pero con otro aniversario festejado como corresponde a la cifra de nada menos que 48.

Hubiese sido mejor festejarlo en París, pero por esta vez nos conformamos con Pucón.