Ballenas, lo que se dice ballenas. Minga.
Para esta época del año tratamos con mi chica de hacer algún viajecito, es saludable y queda casi todo el mundo por conocer.
Esta vez decidimos ir a ver las ballenas a Puerto Pirámides y conocer la Península de Valdés.
Para ello y para hacerlo diferente nos fuimos de Bariloche en el Tren Patagónico en un cómodo camarote, llevando el automóvil en la plataforma del tren.
Aunque parezca mentira a la hora señalada, partimos raudamente para Viedma. Lo de raudamente es una forma de decir, una figura idiomática, ya que este tren No devora Kilómetros en su andar, sino que los mastica lentamente. Muy lentamente
Sale de Bariloche a las 17 hs y llega a Viedma teóricamente alas 10, 30, que en este caso se hizo las 12 aprox. O sea que tarda unas 17 horas para hacer 820 kilómetros. Medio lentejón pero yo nunca tengo apuro.
El viaje recorre lo que aquí se llama la Línea Sur, que fué desactivada en su momento por el turco innombrable y su malnacida cría.
Reestablecido luego con aporte de la Provincia, funcionó un poco pero para la mierda y otro poco para el carajo. Recién ahora anda de forma casi habitual.
Bien, el viaje en camarote es bastante cómodo. No es el Expreso de Oriente ni el Transiberiano, pero se la banca. Recorre una cantidad de pueblos olvidados de la Patagonia que si no fuera por el tren estarían bastante jodidos y mas olvidados todavía. (Valcheta, Clemente Oneli, Maquinchao etc.)
El vagón comedor está de primera y se come muy bien. (por ser un tren por supuesto)
LLegamos a Viedma, pequeña recorrida por la ciudad y debutamos con unas excelentes rabas a la orilla del río Negro
Salimos para San Antonio Este y Oeste, vimos los puertos y rajamos para Las Grutas ya que el clima estaba para meternos directamente en el mar y no queríamos perder tiempo.
Pero cuando llegamos ya no daba para el mar, estaba para la pileta de agua caliente y el yacuizzi, sin olvidar el sauna. El viento del sur se hacía sentir y ya no estoy para cagarme de frío.
El Apart de las Grutas «Marinas del Golfo» es recomendable. Buen Spa pero masajes muy caros.
De allí nos mandamos al día siguiente a Puerto Madyn. El viento se mezclaba con lluvia intermitente y dió para otro hotel con Spa y mas pileta, jacuzzi y Sauna en el hoyel Samay Huasi. Buenas habitaciones , pileta , sauna y yacuzzi pero un desayuno de mierda, de lo peor.
Después de este relax nos fuimos para Puerto Pirámides, objetivo principal del viaje, BALLENAS.
No bien nos alojamos en unos departamentos en la segunda bajada y a 20 mts del mar «El Atardecer» Bueno si no sopla como sopló. Nos dimos cuenta que lo de embarcarse para ver los cetáceos era una utopía. Viento de 70 km, obligaba acerrar el puerto.
Así que nos fuimos para Punta Delgada, uno de los extremos de la Península de Valdés y conocimos el faro construído en 1905 y funcionando. Alucinante subir esa escalerita caracol y ver el faro por dentro. Faltaba el farero y su joven nieta.
Hay Lobos y elefantes marinos al alcance de la vista. Allí también funciona un hotel de campo y el restaurante. Ni se te ocurra, te rompen el tujes.
Se encontraba alojado un contingente de alemanes, y para ellos US$ 300 por día no estaba mal.
Volvimos por esos caminos de Chubut con un ripio impecable y sin un solo pozo como nos tiene acostumbrados esa provincia.
Con el ánimo dispuesto para que la mañana siguiente fuera con menos viento, apenas pudimos dormir con el ruido que Eolo se mandaba. Por consiguiente la mañana amaneció con cerca de 90-100 km de viento y de ver ballenas MINGA.
Bueno dijimos, vamos a recorrer el resto de la Península, pero no, solo una parte, Punta Norte, debido a que como se cortó la luz no se podía cargar nafta y la que teníamos no alcanzaba para toda la vuelta. Puteamos en por lo menos tres idiomas.
Comimos en una playa lejana y ventosa dentro del auto porque afuera se te volaba el sandwich. Desde un mirador pudimos ver a la distamcia pero bastante bien a una ballena con su cría.
En la zona de Península de Valdez no llueve casi nunca pero empezó a llover y algo de agua nieve nos hizo cagarnos de la risa.
De vuelta a Pirámides, la luz no había vuelto y era impredecible cuando lo haría. El termotanque era eléctrico, la calefacción también, No funcionaba nada, ni televisor ni heladera, y además entraba arena por las ventanas con el viento que no aflojaba.
Se podía cargar ahora nafta en el ACA, con un grupo electrógeno que habían puesto en marcha y por supuesto llenamos.
Conclusión: Nos fuimos a la mierda.
De vuelta a Madryn y su pileta climatizada y mucho sauna.
Comer en el Nautico, Roca y Albarracín, el mejor restaurante por lejos de puerto Madryn. Panzada de mariscos de todo tipo y a un precio muy razonable. Bien atendido, buena onda, y muy buena cocina. Hay mucho oficio y se nota.
Bien también el café de Balcarce.
Esperamos vanamente que se calmara el viento pero definitivamente nos cagó. Por lo tanto nos fuimos a la playa El Doradillo, como último recurso, que tiene un muy buen mirador y allí observamos una ballena muy cerca de la costa. Solitaria y que hasta parecía aburrida.
Objetivo cumplido y a volar. No daba para seguir esperando
LLegamos a Rawson y Trelew. Ciudades feas y con recuerdos peores. Fuimos al puerto y le seguimos dando al pescado y a los mariscos en «Marcelino». Recomendable y con precio acorde a mi bolsillo.
Allí comprobamos una vez mas que » Los barcos mueren en tierra « como diría Perez Reverte.
Seguimos viaje por la ruta 25 hasta empalmar la 7 que es una antigua ruta que recorre el Camino de los Galeses en un interminable zig zag pasando por las chacras y las iglesias de estos inmigrantes laburantes de otra época.
Volvimos a la 25 hasta el Dique Ameghino y fuimos a verlo. Nada importante pero interesante.
Para retomar el viaje rumbo a Los Altares. Allí hay un ACA con motel en muy buen estado de mantenimiento y bien atendido, que previamente habíamos reservado y nos alojamos a pasar la noche en medio de la nada.
El motivo de esta parada era ver al día siguiente las formaciones llamadas Los Altares. Muy bueno.
Llegamos al mediodía a Esquel y fuimos a comer por maldita recomendación a el restaurante La Luna. Que cagada por favor. No pisar salvo en caso de inanición y si no hay otra cosa abierta.
Por la tarde nos llegamos hasta la Villa Futalaufquen que ya conocíamos, pero fuimos a la Hostería que se llama igual, está abierta y esta buenísima. Es un Llao Llao pequeño, diseñada tambien por Alejandro Bustillo. Construída en 1944 en piedra y maderas de la zona.
Tomamos un café y fuimos atendidos de forma excelente por Sonia. Preguntando, averiguamos que tiene precios muy interesantes y está en un lugar único. Vale la pena probar. ( Lo haré antes de la temporada alta) El restaurante también pinta muy bien.
Por la noche y con la experiencia del mediodía, cocinamos algo en la cabaña y nos fuimos temprano a dormir y por la mañana al siguiente destino. Gualjaina.
Esta localidad está a unos 60 km de la ruta 40 y a unos 80 a 90 de Esquel. Es pequeña, tiene 1000 habitantes urbanos y allí se encuentra la Hostería Mirador Huancache de Daniel y Laura. (Daniel es primo de mi esposa).
Es un emprendimiento destinado a la gente que quiere visitar la Piedra Parada, a y su Buitrera a 40 km de Gualjaina y además es una buena zona de pesca.
Daniel tine clara la zona, te guía y te aconseja.
La Piedra Parada es algo muy especial. Es el tapón de un antiguo volcán, que tiene 100 metros de diámetro por 250 metros de altura. Rodeada de unas formaciones geológicas de colores sorprendentes y uno se maravilla que la zona no haya sido descubierta todavía por una afluencia de turismo mas importante. Y quizá sea lo mejor.
A 500 metros de la piedra hay una buitrera (cañadón que le dicen), alucinante. Es un área protegida y concurren muchos escaladores .
Si pasan cerca no se puede perder. Es un lugar casi mágico. Pinturas rupestres y arboles petrificados ayudan a amenizar la recorrida.
La buitrera tiene casi 5 km de largo y sus paredes superan los 40 metros
Daniel y Laura pasaron por allí, se enamorarpon del lugar y se mandaron a construir la hostería. Para recorrer la zona tienen un camioncito Mercedes Benz V 6 de solo 13.800 de cilindrada, que ya tiene 2 Dakar encima. Una bestia.
Después de cenar canelones con salsa y guiso de cordero, dormimos plácidamente sin un solo ruido en las confortables habitaciones de Mirador Huancache.
Por la mañana partimos para el último destino y además con un buen trozo cordero en el baúl, hacia El Bolsón de nuestros amigos Ana y Tomás.
Cordero a la parrilla y buen vino de complemento para terminar el viaje.
Y aunque nos costó retomar la ruta, a la mañana nos volvimos para casa.
Buen viaje, sin ballenas pero con todo lo demás.
Ahora a cortar el pasto, limpiar la casa y repasar el abandonado jardín.
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Etiquetas: ballenas, bariloche, chubut, dique ameghino, el bolsón, elefantes marinos, esquel, galeses, gualjaina, hosteria futalaufquen, hosteria mirador guancache, las grutas, lobos marinos, los altares, piedra parada, puerto madryn, puerto pirámides, punta delgada, punta norte, rawson, rododemdros, san antonio oeste, trelew, tren patagónico.San antonio este, Viedma, villa futalaufquen
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Uy que viaje!! Me lo imprimo y te lo copio en la primera que tenga libre! Andabamos con ganas de visitar a las ballenas ventosas.
Muy buen relato… pero las fotos, ¡porelamordedios qué imágenes maravillosas!
Una alegría que haya vuelta a las plumas virtuales.
Me gusta mucho la forma en que redactas tus viajes, gracias, saludos!
Cattel:
Luiggi. Cuando quieras nos juntamos y te cuento como fué la cosa en detalle. Un abrazo
Iván;
Como siempre al pié del cañón. Pluma virtual seguirá algo distanciado pero seguirá.
Dieghard;
Bien amigo, Gracias a vos por leerme.
No te perdiste mucho, desde el doradillo se ven perfectamente las ballenas, en puerto piramides es igual, pero te llevan a pasear un ratito nomas y listo. me quedo con punta tombo y sus pinguinos toda la vida.
Buen viaje!
Que buena historia, la mando a mis favoritos para leerla completa porque es larguisima..pero parece mas que interesante.