El zurdo y la bailarina
Lo que voy a contar en este post, ocurrió entre dos amigos.
Uno, el zurdo Ingleta , un personaje de historieta, gran jugador de billar en la modalidad Casino, repuestero de autos, habitué del bar Argos, ya cerrado, en Alverez Thomas y Federico Lacroze, solterón de ley, porteñazo con códigos y con el cual compartí muchas horas de bar y cafe, truco y muy poco de billar, ya que nunca, aunque lo intentó, pudo enseñarme la técnica del taco y tiza.
Al otro vamos a cambiarle en nombre. Lo llamaremos el «Turco Jalil». También habitué del Argos, pero mucho menos. Empresario textil y radicado en Mar del Plata hace muchos años. Mujeriego también pero mucho menos. Buen tipo, pero algo menos. Solterón, pero no tanto.
Los dos exitosos ecomicamente y avezados en el arte de hacer guita.
Un día el zurdo va invitado por un amigo «cotur»a un restaurante aárabe donde amenizaban unas bailarinas que según el zurdo estaban rebuenas por donde las mires. Después del espectáculo tomaron unas copas con las minitas y cada pareja por su lado.
Al zurdo le toca en suerte «Yamila». También nombre de fantasía por supuesto.
La cosa terminó en un «telo» y al terminar la función con danza del vientre sin muchos ropajes, la muy guachita le dice
__Son 200 mangos__ te hago precio
El zurdo totalmente sorprendido y sin entender un carajo le contestó veloz como una laucha
__ Bueno yo cobro 300, pero por ser vos te hago un descuento de 100 y entonces estamos hechos
La mina se cagó de risa, salieron del albergue y quedaron amigos. De mas esta decir que siguieron saliendo un tiempo hasta que todo quedó para la historia.
Recuerdo al zurdo hablar de Yamila con una admiración terrible. Nos tenía podridos. Parece ser que la fulanita tenía un buen venir, pero un mucho mas importante ir.
El zurdo hablaba de esa cola como si fuera la única en el mundo.
Pasó el tiempo, seis años mas o menos y un día pescando en la escollera norte del puerto de Mar del Plata. Al zurdo le gustaba la pesca casi como las minas, escucha:
__Zurdo que haces. No te gustan mas las minas que te dedicás a pescar.
Se da vuelta y lo encuentra al Turco Jalil, disfrazado de pendejo y con un abrazo, después de varios años sin verse se fueron a tomar unos cafés por allí y a contarse 6 años de vida.
Para el zurdo todo estaba mas o menos igual, pero para el turco la vida había cambiado bastante. Se encontraba recién casado y con una mina que le dió vuelta la cabeza.
Intercambiaron teléfonos y un par de días después el zurdo fué invitado a comer en el importante chalet del barrio Los Troncos donde vivía el Turco.
Cuando entró se encontró al amigo presentándole al amor de su vida. Yamila que le tendía la mano y abría los ojos como dos palanganas.
El zurdo no sabía que carajo hacer y solo esbozó
__Encantado de conocerla señora.
La velada transcurrió casi normalmente, salvo la cara de la bailarina que suplicaba con sus ojazos «PIEDAD»
El zurdo por supuesto vió la felicidad del amigo, puso en uso los códigos, y al despedirse con un abrazo la miró a ella haciéndole un guiño y Yamila levantó el pulgar de su mano derecha.
Nunca los volvió a ver.
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Ja, buena la historia, pero el turco se había olvidado de que conocía a la mina de antes? Porque ese día que fueron al restaurant árabe, estuvieron los 4 juntos.
«Las vueltas de la vida», «el mundo es un pañuelo», y todas cosas por el estilo que se pueden decir para citar a la casualidad. Por otro lado, menos mal que el zurdo y la mina quedaron en buena relación…
Una muy buena historia contada de manera maravillosa. Gracias, don Celestino.
Ale: El cotur no es el turco Jalil, sino otro amigo tambien de ortigen árabe. Quizá no lo marqué bien y allí la confusión. Un saludo
Iván. Gracias por tus conceptos. Y si, la vida es un pañuelo.
En este caso… la vida es un velo! Gracias por volvernos a contar historias cotidianas!
En un momento pensé que venía de «sorpresita» el asunto… uno tiene la cabeza tan abierta ultimamente! je!
Ahhh, el turco Jalil y el turco Yamil, dos personas diferentes. Se me pasó ese detalle! 😉
Que loco, pasé por esa esquina los últimos dos años cada viernes para ir a jugar al fútbol a media cuadra de donde -ahora lo sé- estaba el Argos. Alguna Yamila habré visto por ahí!
Magui — Ale
gracias por entrar al blog
Luis Cattel:
En ese bar paré muchos años, pero no era el único. Estoy preparando un post sobre los bares de mi barrio. Nos Vemos
Con ese culo, me caso, cuando se separe del turco Jalil..jaja
Fabindo:
tampoco es para tanto. No me refiero al culo sino a casarse