El caso de Libidinoso García ( Segunda parte)
Cuando Libidinoso asomó del cajón hablando, preguntando qué pasaba y porque lo mirábamos de esa forma, solo habíamos quedado dos de los presentes. El juez Gonzalez Prieto y yo.
El sobrino de García corría por Barracas sin rumbo y totalmente extraviado, . (había llegado en taxi y no conocía el barrio) dicen que corrió más de dos días hasta caer extenuado cerca de Chascomús.
Del escribano nada se pudo saber hasta el día siguiente en que fuimos a su oficina y acompañado de su psicólogo de confianza, nos atendió entre sollozos e incoherencias.
Al dueño del frigorífico no lo vimos nunca más, y dicen que él solito se internó en una clínica de reposo.
El cuidador del lugar mantenía su interminable letanía, mientras miraba, lloraba y oraba.
__Yo dije que se movía, yo dije que se movía, yo di…………..
El juez estaba paralizado, lo mismo que yo. Mis piernas no me respondían, sino hubiese estado corriendo junto al sobrino.
De los dos testigos que se habían citado, nunca supimos nada, y ni siquiera se presentaron a cobrar.
El único que estaba tranquilo, pero que no entendía nada de lo que sucedía era Porfirio, digo..Libidinoso García, que saliendo del féretro, estaba en pelotas como cuando le zamparon el maderazo en la sabiola, (expresión de época que se traduce = cabeza).
Después de unos minutos en que García tomó un cigarrillo del bolsillo del juez, que ya se había desmayado, y antes de prenderlo con un encendedor descartable, observaba curiosamente esa parte de color marrón , (filtro) sin saber por dónde se prendía, comenzamos a relajarnos y entender que se había producido un milagro, que la ciencia nunca podría explicar.
Lo concreto era que García estaba vivo y que no se lo podía abandonar en el lugar y mucho menos en Barracas y en bolas.
Lo llevé a mi casa, envuelto en la mortaja, y haciéndolo entrar por la cochera evité que nadie lo viera envuelto en el paño blanco de seda natural. Nos sentamos en el living y Libidinoso desconcertado todavía, me pidió que le explicara lo que estaba sucediendo.
__Me podrá decir quien es Ud y que carajo pasa. Porque estoy en bolas y que hacía yo en un cajón y en un lugar como un frigorífico, que mi persona jamás pisaría?
__Le voy a explicar Porfirio.
Y comencé a contarle los sucesos de su vida, y él comenzaba a recordar. En pocos minutos entendió todo, menos lo que estábamos en el año 2014 y su «muerte» , había acaecido en 1955.
Lo ofrecí algo de ropa, que cuando la vio, no pudo dejar de reirse y rechazarla.
__Que mierda me está dando. Quien se va a poner esta porquería.
Yo le estaba ofreciendo un jean de marca y una Chemisse Lacoste, lo mejor de mi guardarropas, pero para el tipo eso no hacía más que causarle gracia.
Prendí el televisor plano de 32 pulgadas y el fulano dio un brinco en el sillón y se quedó con la boca abierta. No podía creer lo que veía, de la misma forma que cuando nos subimos al taxi un par de horas antes.
En la TV, vio como vestía la gente y después de una copiosa ducha, accedió a usar la vestimenta que le ofrecía.
Le expliqué que el tema era complejo, ya que debía lograr adaptarse a la fecha en que nos encontrábamos y además se complicaba por el tema guita, ya que su familia no le daría bola y mis recursos eran limitados para mantener a nadie.
__Mi viejo, el dinero no es un problema para mí. Tengo mucho vento (expresión de época, Traducción = dinero). No tengo más que ir a buscarla a alguna de mis cajas de seguridad.
__ Sabe que pasa Porfirio. De aquél dinero que Ud tenía ya no queda nada y si tiene algún canuto por allí, a esa guita , ya no sirve, con la inflación le hemos sacado la friolera de 13 ceros a los billetes.
Como no entendía nada le conté lo de los pesos ley, de los patacones, del peso argentino y toda la historia de nuestra economía.
__Dígame __ preguntó con cara de preocupación__ Los dólares siguen valiendo algo, o también Kaput?.
La cosa se simplificaba con este tema de los verdes. Hay que reconocer que el tipo era todo un adelantado. Cuando Perón decía.
__Alguien ha visto alguna vez un dólar?
Este fulano ya los coleccionaba. Y después de ir al banco, a una de sus cajas de seguridad, que estaban cerradas hacía tanto tiempo y con el grave problema de demostrar que ese tipo con aspecto de 35 años, era el verdadero titular de los ahorros, volvimos a casa con 300 lucas verdes en el bolsillo, y quedaban unos cuantos fajos en la caja,.
De la ropa que Libidinoso había guardado en otras cajas de seguridad en mi opinión nada servía para salir a la calle sin ser aplaudido por la gente, y provocar un lío descomunal en el tráfico.
Tipo de ropa usada por Libidinoso
Después de mucho discutir, lo convencí de comprar ropa nueva, pero fue imposible hacerlo salir a la calle sin sombrero.
Cada momento que pasaba era una sorpresa para García. No entendía nada. Ni el teléfono celular, ni el tráfico, ni los autos modernos, y ni que hablar de su deporte favorito, las minas con sus pantalones ajustados o las calzas. Con las polleras cortas mostrando mucha gamba, en fin todo era nuevo y complicado para el tipo.
No comprendía como no existían más sus cabarutes favoritos, ni siquiera que ya no existieran las Boites de su época. No podía asimilar que la noche había cambiado y que también la ropa, las minas, los medios de transporte o lo que sea, todo era diferente.
Una semana después del gran evento de la vuelta a la vida, fuimos nuevamente del escribano. Al tipo le habían surgido algunos tics que antes del suceso no tenía, pero llegó a entender que lo que había vivido era un milagro y según supimos unos meses después, se había enclaustrado como monje Trapense. Consideró todo lo sucedido como una revelación y se fue a vivir a un monasterio allá por Azul o Tandil, más precisamente en la localidad de Pablo Acosta.
Monasterio Trapense en Pablo Acosta, cerca de Azul.
Nos entregó las llaves de un piso en Recoleta, que se había salvado de la sucesión por estar a nombre de una sociedad, lo mismo que otros bienes, entre ellos una casa en Bariloche, y mucha documentación.
Cuando fuimos a Recoleta, nos encontramos con un portero muy desconfiado, pero no le quedó más remedio que dejarnos entrar, aunque se quedó con la idea que este Porfirio era hijo o nieto del original.
Allí comencé a entender como vivía Porfirio en su añeja vida.
El pisito tendría unos 300 m2 y se encontraba en perfecto estado, lo mismo que los muebles, pues esa era una se las órdenes que había dejado por testamento al escribano, padre del escribano devenido ahora en monje. Cuadros que valían fortunas, amplias habitaciones lujosamente alfombradas con piezas persas legítimas importadas en su momento por Kalpakian y un bar que conservaba licores de la época en que Libidinoso vivía allí.
Me invitó a quedarme a vivir y a cambio yo debía actualizarlo con la vida moderna. Me pagaría un buen sueldo y yo sería su secretario. Acepté inmediatamente.
Debería comprar un auto nuevo e insistía que lo más rápido posible, yo debía ponerlo en circulación, pero su mente funcionaba en los años 50 y seguía sin entender la mayoría de los cambios que se habían producido.
Tuvimos que conseguir nueva documentación y una licencia para conducir. Todo por izquierda por supuesto.
En un momento revisando su escritorio saca unas viejas fotos y me dice.
__Estas son minas, un poco atrevidas las fotos pero a mí me gustan. Qué opina?
Fotos del archivo personal de Porfirio.
__Mi amigo__le dije__Ud en esta semana todavía no ha visto nada. Si yo le muestro la lencería que se usa ahora Ud se me muere.
__Mi viejo, que me puede, mostrar, yo ya lo he visto todo__espetó riendo sobradoramente.
Saqué de mi portafolio mi notebook y encontrando un way fay sin clave, en un par de minutos le hice ver alguna página de minas y el tipo quedó tieso, casi como cuando lo surtieron con el bate de beisbol.
Concretamente la cosa se hacía muy difícil y el fulano cada vez se ponía más rebelde. Piropeaba a las minas con versos de hace 60 años y se le cagaban de risa. Usaba algunas palabras del lunfardo que no entendía nadie y se comportaba como si fuera el dandy que era en los 50. Lógico, porque iba a cambiar.
Pero su resultado estaba a la vista, ni una mina le daba ni cinco de bola y el tipito se estaba poniendo nervioso. Le ofrecí conseguirle alguna escort de las que aparecen en la red y se me ofendió.
__Porfirio jamás pagó por una mina, y tampoco nunca cobré, nunca me escucha__gritó con un enojo que no le había conocido hasta entonces__ antes de poner un mango me pego un tiro en las pelotas, me oyó?
__Yo le entiendo mi amigo, pero Ud no está en carrera todavía. Comience dándole una alegría al muñeco y después podrá hacer frente a todo.
__No, me niego rotundamente. Ahora mismo vayamos a algún lugar donde haya ambiente, y yo le voy a demostrar quién es Porfirio. Ninguna mina me rechazó jamás. Vamos, Ud. lo va a comprobar y se va a dejar de proponerme pelotudeces.
__ Yo le creo, pero Ud debe entender que pasaron 60 años y que nada es igual__dije tratando de convencerlo para que no pase un mal rato.
No hubo nada que hacer, así que nos vestimos para la ocasión. Él aceptó mis recomendaciones y lo llevé a Rod Point, en Figueroa Alcorta, donde siempre hay buena movida, pero sabiendo que todo terminaría en fracaso y que después de ese día no podría pisar más uno de mis lugares preferidos
Nos sentamos, pedimos buenos Whiskies y comenzamos a mirar (relojear, para Porfirio) que nos ofrecía el panorama. Lo único que estaba sin companía, eran tres hermosas y apetecibles jóvenes (naifas para Porfirio) de unos 20 a 25 años, muy bien vestidas y enjoyadas. Muy buenas minas, de lo mejor.
__Dije para escapar__espéreme un ratito mientras voy a mear y ya vuelvo.
Tardé un rato en volver. Me imaginaba el papelón que iba a pasar, pero por el sueldo prometido, valía la pena. Cuando regreso no lo veo en la mesa. Sólo estaba mi trago y al mirar , buscándolo, lo veo sentado con las chicas y todas pendientes de lo que estaba diciendo.
__Casi gritando me llamó__ Vení Ernesto__Yo no me llamo Ernesto pero obedecí__Te presento unas amigas.
__Me acerqué con cautela__Ola dije__y me senté.
Cuando escuché lo que contaba Porfirio y las tenía embobadas a las tres, casi me desmayo. Estaba contando su historia. La de su juventud, el garrotazo, la cámara de frío y hasta su resurrección. Las minas lo escuchaban con increíble atención y pensarían que era la forma más extraña de levante que les había ocurrido en la vida. A mí ni cinco de bola, durante más de una hora las mantuvo embobadas a las tres. Al terminar el relato lo abrazaban como si lo conocieran desde siempre.
Yo me preguntaba si se había producido un milagro o estaba soñando. Pero todo estaba ocurriendo frente a mis ojos y la realidad era que Libidinoso García estaba otra vez en carrera.
__Cuando volvimos__ me dice__ Y, estoy en línea o no? que te parece.
__Que querés que te diga__allí fue cuando nos empezamos a tutear__estoy asombrado, te felicito.
__Vos sabés que la abuela de Norita, la más rubia viste, fue una minita muy importante en mi vida, hace mucho tiempo.
__Mirá vos,__ le dije__ como te diste cuenta.
__Conversando me confesó que el abuelo había matado a un tipo de un palazo, porque la anganchó a la abuela con un tipo, parece que la vieja era bastante ligerita para la época . Lo que son las casualidades no? Y sabés que es lo más extraño pero genial al mismo tiempo, ahora me voy a volear a la nieta y ella ni se imagina que yo tengo 94 años.
Seguí siendo su secretario privado durante casi un año, y en un momento comprendí que ya no hacía falta estar a su lado. El muy turro se curtía una mina diferente cada día, aunque a veces la pifiaba, pero en él quedaba como una gracia. Por ej. Invitaba una mina para el fin de semana ea Bariloche y le decía:
__ Mirá nena que vamos en avión a chorro. (vocablo de la época, = jet).
Por eso digo que la cifra que se menciona al primera parte y que es motivo de estudio en la Universidad de Garchford, debe ser cierta, o por lo menos aproximada.
Ya no necesitaba auto deportivo, sino solamente un sedán de alta gama. Su vestuario se vió enriquecido nuevamente con lo mejor que había en plaza. Sus modales y lenguaje se habían adaptado a la época y no quedaba boliche que no esperara todas las noches que apareciera Porfirio. Honestamente no quedaba más que retirarme a mi oscura vida anterior.
Por eso uno de los estudios más avanzados de la Universidad es la vida de este fulano. Ganador por donde lo miren, uno de esos tipos que si lo dejás hablar se meten en el bolsillo hasta un político y que frente a una mina nunca puede perder.
La antítesis de mi vida. Siempre sin un mango que me sobre, pilchas comunes, un autito de 10 años y una mina cada tanto y siempre entrando en la categoría de bagre, y muchas veces con bigotes y todo.
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muy buena historia!!, la leí toda, bien narrada
Gracias. Es sólo un delirio narrativo.