La línea Maginot.
Ya casi en las postrimerías del viaje y después de haber disfrutado de Alsacia, sus vinos, sus pueblos y su gente, debíamos volver a Stuttgart para devolver el auto alquilado y volar al último destino que era Madrid y Salamanca.
Pero me quedaba algo todavía por conocer que era esa serie de fortificaciones que se llaman Línea Maginot , una de las tantas perversidades de la guerra. Les aconsejo entrar al link y leer la historia de esta grandiosa estupidez.
Es una cadena de fortificaciones contruídas después de la guerra del 14, para defenderse de las posibles invasiones alemanas en una próxima guerra.. En realidad no sirvieron para un carajo, porque cuando los Alemanes se lo propusieron llegaron hasta la mismísima París.
Estos bunkers están construídos en acero y concreto de mas de un metro de espesor, son 108 y cada 15 Km. Una red de túneles y galerías que llegaban a los 400 km. Loa alemanes del otro lado tenían su línea llamada Sigfrido.
La cuestión era que estando cerca de uno de esos bunkers de los pocos que quedan, quise ir a verlo. Desde Estrasburgo hacia al noroeste, paramos a comer unas exquisitas lentejas en Soultz les Bains, luego Haguenau y de allí a Hatten en cuyas cercanías esta la fortificación que buscábamos.
Gran decepción cuando encontramos el lugar, ya que estaba cerrado al público por día de descanso. Se veía, pero no era lo mismo.
Había un fulano cortando el cépeped y le explicamos que habíamos recorrido muchos km. para ver la fortificación y que al día siguiente nos íbamos de la zon. El tipo nos dijo 4 palabras. 3 Euros cada uno
Pensé , a la Argentina, que era el «peaje», al cual estaba dispuesto a pagar. Nos hizo pasar al predio, bajó un puente levadizo de hierro, abrió con una inmensa llave y de un escritorio sacó los 2 tikets legales y nos cobró.
El tipo, genial, un personaje. Lo que yo pensé del peaje, fué mi podrida imaginación. Todo legal, como suele ser en la campiña europea.
Nos dejó solos porque tenía que seguir con su trabajo, y nos encontramos en un, casi siniestro, lugar donde permanecían alrrededor de 150 soldados, esperando para defender su territorio. Sólo al final de la guerra, con la huída del ejercito alemán, hubo destrucción y muerte en el lugar.
Sobre el bunker hay, yo diría de adorno, un tanque Sherman y adentro del edificio una colección de armas, uniformes y restos encontrados en los campos durante muchos años después.
No puedo agregar muchos mas comentarios, sino haberme demostrado una vez mas la inutilidad, la locura y es dolor que debe haber traído la guerra. Toda esa maquinaria dedicada únicamente a la destrucción, para matar y no ser matado, para defender un territorio que sólo la ambición del hombre hizo necesario.
Al retirarnos, quise darle una «propina»a nuestro anfitrión y agradecerle habernos dejado todo el tiempo que quisimos, solos en el lugar. El tipo la rechazó de plano y dijo» acá murieron muchos de los míos». Me miró con cara de decirme… «pelotudo»
Fué una experiencia muy interesante. Después de ver estas cosas uno se pone a pensar.
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