Anécdotas de viajes (1)
Allá por el año 1975 hicimos el primer viaje a Europa. Junto a mi esposa y un matrimonio amigo, encaramos la aventura de llegar a España y recorrer ese hermoso país.
Llegamos al aeropuerto de Barajas cerca del mediodía con los bolsillos muy flacos y un cambio nada favorable, que nos obligaba a medir cada uno de nuestros gastos.
En ese momento la forma mas económica de viajar al centro de Madrid, era un Bus de la companía Iberia que nos llevaba a la Plaza Colón.
Cuando bajamos con nuestras valijas, en el estacionamiento subterráneo, nos encara un andaluz, uniformado, berborrágico y entrador.
Nos pregunta si éramos estudiantes, si de luna de miel y nos ofrece ver diferentes hoteles de la ciudad.
Munido de un álbum con fotos, que nos muestra con mucha solvencia, nos engañamos solos creyendo que era un representante de la Dirección de Turismo de la ciudad, ente que nos había atendido de maravillas en Buenos Aires.
Nos lleva en 2 taxis a un hotel, ya que en uno no entrábamos los 5 y el equipaje, y despues de un trayecto de 20 o 25 minutos, llegamos al hotel en cuestión. Nos presenta y desaparece.
El hall del hotel Mónaco era lo bastante bueno como para decidir quedarnos y sin ver las habitaciones nos alojamos. (falta de experiencia y pelotudez)
Comienzo a ponerme nervioso cuando el hotelero pretende que le paguemos por adelantado los 6 o 7 días que nos quedaríamos en Madrid, por lo que le pagamos un solo día.
Las habitaciones eran deprimentes, los baños no tenían puerta sino una cortina colgante y por la ventana, cerrada por suerte, se veía caminar una rata de generosas dimensiones capaz de comerse un gato.
Inmediatamente comprendimos que nos habían cagado y mi amigo y yo salimos en búsqueda de otro hotel.
Las chicas se quedaron descansando del viaje y refrescándose un poco.
Salimos del tugurio sin rumbo fijo y a las dos o tres cuadras adivinen que encontramos.
La historia continúa el año siguiente.
Un matrimonio de mi amistad, decide viajar, por lo que le advierto que en plaza Colón se encontraría con seguridad con el andaluz, llamado Manolo, lo cual ocurre con los mismos esquemas.
Cuando mi amigo riendo le dice.
«Manolo el año pasado lo cagaste a un amigo mío y ahora me querés joder a mi»
Manolo muy suelto de cuerpo contesta.
» Pues si el año pasado he cagado a tu amigo entonces no voy a reincidir contigo. Que disfruten la estadía chavales»
Y se fué lo mas campante esperando nuevos incautos
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Etiquetas: andaluz, españa, madrid, plaza colon, taxis
Jua, muy buena anécdota. Menos mal que no aceptaron pagar toda la estadía por adelantado!
Algo así, aunque en mucha menor escala, me pasó recientemente en Egipto, pero yo ya estaba avisado. Volvíamos de Luxor a El Cairo para nuestro última noche antes de volver a casa. Teníamos reservado ya un hotel en el aeropuerto, pero no sabía qué tan cerca estábamos. Cuando salimos del hall, se nos acerca un tipo, tal cual Manolo (aunque este seguramente se llamaba Mohamed) y nos pregunta si necesitamos taxi, hotel, excursiones, etc. Le digo que estábamos buscando el shuttle al Novotel del aeropuerto, pero nos dijo que hay que llamarlo para que venga, asique nos consiguió un remise de una empresa que opera en el aeropuerto, le pagué y unilateralmente se quedó con el cambio de propina. El taxi nos llevó al hotel sin problemas, pero más tarde salimos a dar una vuelta y luego de una breve caminata llegamos al aeropuerto, o sea que tranquilamente se podría haber ido caminando. Igualmente no fue demasiado, yo había leído antes que a otra persona le habían cobrado el triple de lo que a mí por el mismo viaje.
Ale:
Si es un clásico, no ocurre solamente aquí.