Anécdotas de restaurante (2)
Ocurrió un invierno en la decada del 90, en que a los brasileños les costaba verdaderamente mucho visitar Bariloche ya que el cambio no les era nada favorable con el 1 a 1.
Esto hacía que los turistas de ese país cuando se acercaban a la nieve les costara realmente muchísimo dinero.
Una noche llega al local una numerosa familia constituída por dos parejas y toda su ruidosa prole. Eran alrrededor de 11 o 12 personas.
Ropa de nieve de la mejor calidad y autos alquilados de los caros. En fin, pintaba una muy buena mesa.
Asi fué nomas que comenzaron a pedir sin reparos en el precio ni en las cantidades solicitadas. Se iban a comer todo y de lo mejor.
Sin duda su situación económica se los permitía, ya que ni miraban los precios de la carta.
Cuando llegó el momento de la bebida, uno de los señores, muy circunspecto, me pide «el mejor vino que tenga». Como comprenderán mi sonrisa llegaba de oreja a oreja.
Le pregunté si branco o prieto, a lo cual me responde muy suelto de cuerpo «de los dos.»
Recurrí a buscar los mejores exponentes de nuestra bodega, acercándoles un Cardonay excelente y un Chateau Montchenot ( cote de Cabernet Malbec y Merlot) con varios años de añejamiento, que guardaba para algún cliente que lo apreciase y además pudiera pagarlo.
Con gran ceremonia descorché los exquisitos brebajes y intenté hacerselos catar, a lo cual el individuo se niega rotundamente.
Intenté entonces servirle su copa y una nueva negativa de su parte hizo que me alejara de la mesa algo confundido.
Desde atrás de la barra seguí observando su actitud y veo que el descastado insolente llena por la mitad su copa con el Chardonay y le agrega una generosa cantidad de Chateau, logrando asi un rosado que me hizo entrar en un estado de angustia tal que casi llego al infarto de miocardio.
No podía creer lo que el personaje había hecho, y mi mente viajaba por Mendoza pensando en el bodeguero que con tanto ahínco y esfuerzo había logrado esos dos exponentes singulares para los amantes de esta noble bebida.
Yo creo que si el enólogo de la bodega entra en ese momento al restaurante, tenemos un conflicto diplomático.
Cuantas veces estuve tentado de descorchar esa botella para mi, me refiero al Chateau Montchenot, que es una de mis debilidades. Que desperdicio. !!Cuanta bronca carajo!!!.
![]() Montchenot 100 años |
![]() Montchenot Tinto |
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Filed under: humor | 11 Comments
Etiquetas: bodegas lopez, catar, chardonnay, chateau montchenot, restaurante, vinos
¿No le cobraste un plus por atrevido en la cuenta?!?!?!
Es cierto le debería haber cobrado doble. Tengo alguna anécdota parecida. Ya la voy a contar.
Dios le da pan al que no tiene dientes
y ese era el mejor tinto que tenian???, tampoco es tanto pecado……..jajaja
no es mi estilo de vino, y tampoco lo es del publico brasilero……..
Pero teniendo en cuenta que era a mediados de los noventa…….esta bien, no habia grandes cosas en los restaurantes todavia, pero minimo un L.Bosca o Rutini, que a pesar de ser malos, son de bodegas mas reconocidas y mejor calidad que ese y en definitiva esa gente es lo que busca, nombre, no calidad…… y el chardonnay cual era????
por lo menos la propina fue acorde al gasto???
Dhe no me vengas con que un Montchenot no es un gran vino. No es un premium, pero en la década del 90 no había gran cosa en Bariloche. Y no me digas que Rutini y Bosca tampoco lo son, porque, una de dos. O tenes mucha guita y podés tomar solo muy buenos vinos o solamente lees revistas del tema.
El chardonay no me acuerdo que era
Chau caro
jajaja… y mi papa que es capaz de desheredar a hijas y yernos si los ve poniendo hielo al vino!
en tu lugar se le hubiera tirado al cuello al brasuca!
Marina. Era lo que yo hubiera hecho también, pero business is business.
En una de esas el brasilero, mezclando los dos vinos, logró un cocktail interesante. Habría que probarlo…Al primero que mezcló coca cola y ron también le desconfiaban.
Igual prefiero un ron solo, si es Matusalén extra añejo cubano, mejor
La verdad, me esperaba que hubiera hecho la gran «vino con soda», pero ésta no me la vi venir para nada.
Entiendo completamente los sentimientos generados… pero deben aceptar que el señor ha sido de lo más original.
No se puede tener apego a lo que se vende, porque la contrapartida puede ser una úlcera.
Si, pero con el vino no se jode.